La historia de Jeremy

Jeremy lleva algunos años liderando y colaborando en empresas exitosas, y durante su trayectoria se ha dado cuenta que sus empleados buscan desarrollo y comodidad laboral. 

Durante mucho tiempo, Jeremy trató de dar bonos de productividad y puntualidad (básicamente más dinero), pensando que esto motivaría a sus empleados. Sin embargo, pronto descubrió que la verdadera motivación venía de otras cosas, como días libres, un buen aumento laboral, capacitación y nuevos aprendizajes, flexibilidad y otras cosas que abonaran a su desarrollo personal y profesional.  

Inversión   

En primer lugar, entendamos algo. Cuando hablamos de inversión, casi siempre pensamos en instituciones financieras, como los bancos, que ofrecen un rendimiento anual del 10% y el 15%. 

Si decides tomar tu dinero y simplemente depositarlo en una cuenta de ahorros, es probable que obtengas un beneficio a largo plazo, más dinero del que tenías antes. No está nada mal, pero, ¿por qué no hacer más eficiente y productivo esa misma cantidad de dinero?

¿Qué es más valioso: la experiencia o el dinero?

No podemos negar que el dinero es la solución para muchos de nuestros problemas y que puede ser una fuente de inversión, sin embargo, el dinero por sí solo, poco aporta a nuestro desarrollo personal y profesional. 

Y aunque es tentador pensar que el dinero lo es todo, la realidad es que el dinero es simplemente una herramienta. Nos ayuda a conseguir cosas, a mantenernos a nosotros mismos y a nuestras familias, y a disfrutar de ciertas comodidades. 

Cuando trabajas en una compañía o te dedicas a tu desarrollo profesional, la experiencia que adquieres es inmensurable. Aprenderás nuevas habilidades, conocerás gente increíble y tendrás la oportunidad de crecer tanto personal como profesionalmente. Además, con cada nueva experiencia, tu trabajo se vuelve más valioso y, por consiguiente, mejor pagado.

A diferencia del dinero, que puede agotarse, la experiencia es algo que se multiplica. Cada experiencia te prepara para la próxima, te hace más fuerte, más sabio y más capaz. En otras palabras, la experiencia es una inversión que sigue dando.

Hacer crecer tu dinero   

Entonces, ¿cómo equilibramos el dinero con la experiencia? ¿es posible sacarle provecho a ambos?

Aquí es donde entra en juego la importancia de invertir bien. Imagina que tu dinero es como una semilla. Puedes gastarlo de una vez y obtener una gratificación instantánea, o puedes plantarlo y ver cómo crece con el tiempo.

Invertir tu dinero en algo que te proporcione un retorno, como una propiedad para alquilar, un negocio propio, o incluso en tu educación y desarrollo personal, puede ser mucho más gratificante a largo plazo. No solo estarás multiplicando tu dinero, sino que también estarás adquiriendo experiencia y habilidades valiosas en el proceso.